Hacía solo una semana que habíamos llegado a Espantapájaros y ya estábamos tan cómodos y tan contentos que pudimos comenzar nuestras clases de cocina…
… para descubrir, explorar y disfrutar tantas sensaciones nuevas que ahora son parte de nuestra vida escolar.
En la cocina, nuestra profesora Natalia nos ayudó a mezclar los ingredientes
Y nos animó a “meter las manos en la masa” (aunque no parecía necesario, pues todos nos lanzamos).
Probar , oler, tocar y saborear son experiencias inseparables: para eso vinimos a la cocina de Espantapájaros donde es posible aprender con todos los sentidos.
Esta semana, estuvimos reunidos, en la misma sesión, los grupos de Ana María y Natalia, para que los recién llegados aprendieran de los “expertos” que llevan más tiempo en el jardín.
Con harina, agua y aceite, hicimos una masa blanca, suave y pegajosa.
Seguimos algunos pasos y algunas pequeñas instrucciones de las profesoras.
Y fuimos amasando, muy concentrados y asombrados con estas nuevas experiencias.
Natalia también metió las manos en la masa y disfrutó esta bienvenida a Espantapájaros. Cocinar es toda una prueba de hospitalidad.
¡Miren la concentración y el deleite!
Pero los nuevos no se quedaron atrás.
Amasaron con mucha fuerza, hicieron bolitas
y se atrevieron a probar la masa.
Ana María, la profesora de los más pequeños, propuso que cantáramos mientras cocinábamos.
¡Qué buena idea! Así fue más divertido.
«Arepitas de maíz tostao,
para papito que no ha almorzao.»
«Arepitas de maíz con queso,
para mamita, que quiere un beso.»
Los mejores amigos se empiezan a conocer alrededor de una mesa.
¡Bienvenidos a Espantapájaros!